septiembre 28, 2009

La sensibilidad de una ameba

¿Cómo alguien podía ser tan insensible a los sentimientos de los demás? ¿Tan ciego que era incapaz de ver las evidencias que todo el mundo podía advertir sin dificultades?
Era increíble que después de más de cinco años de amistad y un par de meses de informal pero intensa relación como pareja, fuera tan estúpido como para pedirme consejo a cerca de su vida amorosa con otra mujer. Una mujer a la que yo jamás he soportado por lo altiva que se mostraba con la mayoría de la gente y, sobre todo, por ser tan idiota como para dejar atrás al hombre al que decía querer simplemente por un buen puesto de trabajo en otra ciudad. Una auténtica idiota que no se merece tener a un hombre como él a sus pies.
¡Pero lo peor de todo es que él esperaba que le diese consejos para poder recuperarla! ¡Era el colmo del abuso de confianza!
En fin… es lo que suele pasar cuando la confianza es tanta que llega a dar asco.
Pero comenzaré por el principio para que podáis comprender mejor por qué me siento tan dolida con el idiota más adorable de todo el mundo.
Hace cinco años, por casualidades de la vida, conocí a la que con el tiempo se convertiría en una de mis mejores amigas, Marieta María de la Fuente Cisneros. Coincidimos en una pequeña exposición de rosas, pues a ambas nos apasionaba el tema de la botánica. Yo siempre he sido muy aficionada a sacar fotos a todo cuanto veo agradable para la vista y, debido a que estaba concentrada en buscar el mejor ángulo para captar toda la belleza de un hermoso rosal trepador,
no vi que Marieta se encontraba a mi derecha y tropecé con ella sin querer, provocando que se le derramase en la blusa la mitad del agua de la botellita de la que estaba bebiendo. Entre disculpas, fotos y rosales terminamos por congeniar maravillosamente y una hora más tarde ya estábamos tomando café en una terraza cercana.
Con el paso de las semanas, el café de los viernes por la tarde se convirtió en algo sagrado. Al principio, sólo hablábamos de nuestras plantas y jardines pero, con el tiempo, fuimos cogiendo confianza la una en la otra y comenzamos a contarnos nuestras vidas, obras y penurias (a falta de milagros). Me contó que tenía un hermano dos años mayor que ella, Oscar; que trabajaba como decoradora; que vivía sola desde hacía tres años, pero solo a dos calles de distancia de sus padres y a doscientos metros de su hermano… Nos hicimos muy amigas en muy poco tiempo y sin apenas darnos cuenta.
Unos cuantos meses después del pequeño incidente con los rosales y el agua, me invitó a una fiesta que daba un amigo suyo. Quería presentarme a sus amigos y a su famoso hermano. Y yo, incauta de mí, sin planes para la noche de ese sábado, decidí aceptar. Así que cuando nos presentamos en la fiesta, Marieta con un impresionante vestido azul que dejaba insinuar su perfecta figura y yo con un precioso vestido negro (demasiado fresco para esa noche) y unos taconazos que me hacían parecer diez centímetros más alta, fuimos recibidas por todos sus amigos; principalmente, por el sector masculino de sus amistades, entre los que no se encontraba, desgraciadamente, su hermano Oscar, ya que por trabajo había declinado la invitación.
Hechas todas las presentaciones necesarias y cuando ya hacía un buen rato que la fiesta había comenzado, llegó la presentación más importante de la noche para mí.
Marcelo Tomás Damián Urquijo De Beneditti.
El hombre con los ojos grises más hermosos que había visto nunca y, probablemente, con el nombre más largo que había escuchado en años. Fue amor a primera vista y no sólo porque él fuera increíblemente atractivo. Fueron su sonrisa encantadora, que parecía brillar incluso en medio de la tenue oscuridad que reinaba en aquel jardín; el timbre cálido, dulce y divertido de su voz; la manera en que nos miró, a Marieta como si la quisiera como a una hermana y a mí como si realmente le agradara incluso antes de conocerme. Él no parecía tan superficial como la mayoría de hombres que estaban esa noche en la fiesta.
Como ya he dicho, fue amor a primera vista. Pero, desgraciadamente, sólo lo fue para una de las partes implicadas. Y ya supondréis que parte era…
A lo largo de la noche descubrí muchas cosas interesantes y a tener en cuenta sobre Marcelo. Mi buena amiga, siempre tan propensa a saber lo que yo estaba pensando, me contó todo lo que necesitaba y deseaba saber de él sin necesidad de que yo se lo preguntase. Me contó que su familia era bastante adinerada, con una posición social elevada, pero que era un caos. Que sus amigos solían llamarle Marc (diminutivo odioso que yo jamás empleé). Que había estudiado derecho, como era tradición en su familia, y filología inglesa, porque era lo que siempre había querido estudiar; pero no ejercía profesión alguna, ya que se dedicaba a vivir de sus rentas. Y que tenía cierta afición a las mujeres…
Y esto último fue lo que menos me gustó de toda su explicación.
Después de esa noche, dos cosas sucedieron rápidamente: los amigos de Marieta me aceptaron con rapidez en su círculo y Marcelo me consideró su amiga del alma y me tomó bajo su protección. Protección que no entendí en un primer momento, pero que con el tiempo agradecí.
Yo no podía evitarlo, él me gustaba en prácticamente todos los sentidos. Era fiel a sus amigos, jamás mentía (simplemente porque no sabía), me hacía reír, se preocupaba por mí cuando me notaba cansada o preocupada por algo y sus regalos de navidad y cumpleaños eran los mejores. ¿Qué más podía pedir? Tal vez que yo también le gustase a él… Mas viendo como paseaba cada mes del brazo de una mujer diferente, casi agradecí que yo no fuera una de sus “elegidas”.
Lo cierto era que todas esas mujeres sabían que era algo temporal, él nunca les mentía diciéndoles que aquello duraría para siempre. Las que se engañaban eran ellas, siempre intentando ser la que se quedaba el premio gordo para luego presumir delante de sus amigas. Marcelo se divertía con ellas, no a costa de ellas; y las pobres incautas jugaban a ser princesas por un tiempo y trataban por todos los medios de mantenerle a su lado. Lo que no llegaron nunca a comprender fue que cuanto más se esforzaban ellas menos interés mostraba él; y Marcelo se aburría, las dejaba y buscaba compañía en otra parte.
Pero un día las cosas cambiaron, todavía no sé por qué.
A Marcelo siempre le había gustado hacerle regalos a sus amigos, y también a los que no lo eran tanto pero fingían serlo por interés. Pero a mí comenzó a hacérmelos cada vez con más frecuencia y de más valor del que podía aceptar sin sentirme culpable. Ya no me miraba igual y siempre estaba tratando de insinuar algo aunque nunca dejaba entrever el qué.
Hasta que un día me besó.
Y yo me sentí flotar a cinco… no, a diez centímetros del suelo; y escuché campanas tocando solo para mí. Creí que me iba a estallar el pecho de felicidad.
Pero cuando se apartó y le miré a los ojos comprendí que para él seguía sin ser lo mismo. Sólo era otro de sus caprichos, y hasta él mismo parecía extrañarse de que lo fuera. Así que, tras mirar sus grises ojos y comprobar que aquello no estaba bien por mucho que me doliera admitirlo, me alejé de él. Durante un tiempo no nos vimos demasiado, me pasaba la vida evitándole; a él y a las preguntas de Marieta.
Tonta de mí, un día cedí. Marcelo, con su inagotable don de la palabra, capaz de convencer a un santo de que pecar es bueno, me convenció de que no sería tan malo el intentarlo.
Y lo intentamos.
Pero como ya había previsto, yo sólo era pura curiosidad para él. Como el propio Marcelo me explicó un día, era incapaz de enamorarse de nadie porque ya quería a alguien, y que todas las demás eran un vago intento de olvidar a la única mujer que no podía tener debido a la distancia. Así que me dije a mí misma que yo no quería ser otro vago intento, no quería ser la pobre sustituta de alguien a quien él adoraba. Y, tras un tiempo de reflexión para ambos, y un par de meses de aventura amorosa, decidimos que con ser amigos bastaba.
Así que, después de años de amistad en los que la relación llegó a enfriarse bastante debido a circunstancias trágicas y desagradables, como fue la muerte accidental de Marieta, él decidió armarse de valor e ir a buscar la felicidad, cual héroe de novela romántica, junto a la mujer de la que siempre estuvo enamorado.
No sin antes pedirme consejo de lo que debía o no debía hacer.
¡A mí!
¡¿Es que este hombre tenía la sensibilidad de un botijo o qué?!
No me vale la excusa de que lo que pasó entre nosotros duró muy poco y que sucedió hace ya algunos años. Marcelo siempre supo que yo nunca dejé de quererle a mi manera. Aunque en ningún momento ninguno de los dos lo mencionásemos, ambos lo sabíamos. Así que no entiendo cómo un hombre educado, inteligente y con un sentido común mayor que el de la media puede ser tan poco delicado de pedirme ayuda sobre este tema.
Vale que seamos amigos, que en su momento (ahora ya no tanto) nos lo contásemos todo y nos apoyáramos el uno en el otro. Pero hay cosas que por decencia, educación y sentido común no le preguntas a una mujer que en el fondo de su corazón todavía sigue enamorada de ti. No le pides consejo de cómo reconquistar al amor de tu vida, no le preguntas qué regalo podrías hacerle, no le cuentas que, de repente, una mañana te despertaste y en lo único que podías pensar era en ella.
¡Y mucho menos le preguntas si el conjunto de ropa interior que estáis viendo será de su talla!

En resumen, que cuando crees haber encontrado al único hombre de la Tierra con un mínimo de sensibilidad, ese tipo de sensibilidad que al parecer sólo tenemos las mujeres, va y te demuestra que tiene la misma sensibilidad que una ameba.
O yo tengo muy mala suerte y me he topado con muchas amebas en mi vida o es que Dios se olvidó de bendecir al sexo masculino con la misma cantidad de sentimientos y sensibilidad que al sexo contrario…

septiembre 26, 2009

Presentación de otra Lady



Quiero presentaros a una buena amiga que siempre ha estado ahí, contándome historias agradables, entretenidas y divertidas.


Historias que ella soñaba y vivía, y luego plasmaba en papel.


No para que alguien las leyese, si no por el placer de escribir cada palabra y formar una historia.


Os presento a...



Espero que disfruteis con sus historias tanto como yo, y que si hay algo que os gusta o os disgusta en sus historias se lo digais; siempre está ansiosa por aprender.


Mis más cordiales saludos, Dama_Blanca.

septiembre 23, 2009

"Mordisco rápido", de Lynsay Sands


Lynsay Sands
Editorial: Suma de Letras, Manderley / Septiembre 2009
ISBN: 978-84-8365-145-2
Género: Paranormal / Fantástico
Serie: 1º- La Familia Argeneau

Título original: A Quick Bite
Editorial original: Avon / Noviembre 2005
ISBN original: 0060773758





SINOPSIS:

¿Ese ardiente tipo atado en la cama de Lissianna Argenau? ¡No es el postre... es el plato principal!

Lissianna lleva siglos deseando al pretendiente adecuado, no un bocado rápido, y por el aspecto de este erótico hombre atado a su cama le gustaría que él fuera el candidato.

Aunque hay otro asunto más apremiante: su tendencia a desmayarse ante cualquier signo de sangre... una rareza especialmente molesta para un vampiro. Su madre cree tener la solución pefecta, y le sirve al psicólogo en una bandeja de plata (o más bien en una cama de hierro forjado). Por supuesto que no viene mal que ese psicólogo tenga un delcioso cuello. ¿Qué mujer vampiro tendría la sangre fría para resistirse a beber de ahí?

El doctor Gregory Hewitt se recobra para encontrarse en el dormitorio de una bella desconocida... una hermosa mujer preparada para ofrecerle una intensa noche de pasión.

Pero ¿será posible para el buen doctor descubrir el amor verdadero con una arpía vampira hemofíbica, o simplemente será una buena comida? Esa es lo que se pregunta el doctor Greg deseoso de hundir sus dientes en... si consigue que Lissianna lo muerda.


OPINIÓN:
Este es el cuarto libro publicado en español de la saga "Los hermanos Argeneau", pero en realidad sería el primero en el orden de lectura; no tienen porqué leerse por orden ya que son lo suficientemente independientes como para no causar problemas a la hora de leerlos en el orden que nos plazca. Yo comencé, como supongo hizo la mayoría, por el segundo libro de esta saga, "Mordiscos de amor". Fue por recomendación de una amiga, y la verdad, hasta la mitad del libro creí que nunca más volvería a confiar en sus recomendaciones; pero al final la cosa mejoró, así que decidí comprar el siguiente, "Vampiro blanco, soltero, busca...". La cosa mejoró muchísimo, para mí, es el mejor de todos; así que después de este continué con el siguiente, "Alto, moreno y hambriento", que aunque fue de menor calidad también fue divertido e interesante. Así que cuando me enteré de que salía a la venta el libro de la única hermana Argeneau empecé a contar los días con los dedos para poder tenerlo en mis manitas. Sin embargo, ha resultado ser (y siempre dicho desde mi humilde opinión) una completa decepción en comparación con los dos últimos libros publicados.

Por supuesto, está escrito como siempre con humor, pero no ese humor desternillante que te arrancaba carcajadas en otras novelas de esta misma autora. El libro comienza bien, no con un comienzo impresionante pero si bien; pero llegados a un punto se vuelve y un tanto monótono, sabes exactamente lo que va a pasar. Digamos que a mediados de libro hay un par de detalles interesantes que hacen que no abandones la lectura, pero nada más. Hasta llegar a los últimos capítulos, donde nuestros protagonistas son "acorralados" por el "villano" de la novela (y cuando leáis la novela, si es que lo hacéis, emprenderéis lo de las comillas).

De los protagonistas no hay gran cosa que contar, ya que esta autora, a mí parecer, no ahonda demasiado en como son los personajes en ciertos aspectos, como hacen otras autoras. Lissiana, como personaje, es la más sosa de los cuatro hermanos, ya que, a parte de su fobia a la sangre, no tiene nada más que la haga destacar entre sus hermanos y el resto de su familia. Aunque es irónico y gracioso que una vampira no soporte ver sangre, creo que podría hábersele sacado mucho más partido a esto creando más escenas cómicas, o incluso angustiosas o de peligro. En cuanto a Greg, creo que, aun habiendo profundizado poco en el personaje, es la imagen actual de un perfecto caballero, la clase de caballero que nos podríamos encontrar en una novela romántica histórica; Greg es uno de esos escasos hombres que todavía te apartan la silla para que te sientes, te abren la puerta y dejan que pases primero mientras la sostienen, alguien que te hace cumplidos porque los siente de corazón y no por regalarte los oídos. Teniendo en cuenta que nuestro Greg es psicólogo, es razonable que una vez que conoce el secreto de la familia Argeneau quiera saber más sobre ellos y sobre todo averiguar por qué se comportan de esta o de aquella manera.

Si he de ser sincera, creo que esta es la historia que menos me ha gustado de las cuatro que se han publicado hasta ahora en español; tanto por predecible como porque parecía que en esta relación solo jugaba uno, y ese era Greg. Continuamente me daba la sensación de que el único que mostraba verdadero interés por llegar a formar algo parecido a una pareja era él; Lissi simplemente era amable y trataba de protegerle de los peligros que los perseguían.

Para las que les gustase desde un principio el primo Thomas, como a mí, podrán conocerle un poco mejor, ya que en esta historia es el personaje secundario que más aparece y más se involucra en esta historia. Después, claro está, tenemos a una lista larga de primas y amigas, y muchos más familiares que consiguieron añadirle una pequeña nota de humor en los momentos que tal vez escaseaba por parte de los protagonistas.

En resumen, es un libro para pasar el rato, prescindible para leer el resto, pero interesante para conocer como la hermanita pequeña de los Argeneau conoció a su adorado doctor. Le daría un aprobado raspado, pero voy a ser generosa y darle un 6, ya que en algunos momentos hizo que sonriera de verdad.

septiembre 09, 2009

"Casi una princesa", de Laura Lee Guhrke


Laura Lee Guhrke
Editorial: Grupo Planeta, Esencia / Febrero 2009
ISBN: 978-84-08-08351-1
Género: Histórico
Serie: 4º- Seducción - Guhrke

Título original: She's No Princess
Editorial original: Avon / Junio 2006
ISBN original: 0-06-077474-6

Finalista como Mejor Novela Corta Histórica en los RITA 2007



SINOPSIS:

La ilegítima hija de un príncipe y una conocida cortesana, Lucia, ha pasado la mayor parte de su vida recluida en internados y conventos, pero eso no ha conseguido impedir que haya causado un escándalo tras otro. Por esta razón, su exasperado padre de sangre real ha tomado una drástica decisión: casarla lo antes posible. Y Sir Ian Moore, el más correcto miembro del cuerpo diplomático de Gran Bretaña, es el hombre adecuado para ayudarla a escoger al prometido perfecto.

La diplomacia, y no la búsqueda de parejas, es el auténtico talento de Ian, así que jura encontrarle a Lucia un marido tan pronto como le sea posible para poder terminar con esa engorrosa misión y volver a sus quehaceres diarios. Pero, a pesar de los innumerables e importantes candidatos ansiosos por ocupar tal puesto, ninguno de ellos es digno rival para el espíritu salvaje de Lucia.

Y mientras más tiempo pasa Ian con esa belleza italiana, más renuente es a encontrarle un prometido.

¿Puede ser el marido perfecto para Lucia el hombre cuya misión es precisamente encontrarle un buen novio?


OPINIÓN:

Esta autora se ha convertido en una de mis preferidas; donde algunos dirían que sus historias son monótonas y predecibles yo digo que son sencillas, agradables de leer y sin artificios. Puede que no nos deparen grandes sorpresas, pero a mí, por el momento, tampoco me han dado demasiadas decepciones, que es más de lo que puedo decir de otras autoras. Y "Casi una princesa" no es una excepción en todo esto. En esta crítica no pienso extenderme demasiado, ya que la mayoría de las cosas que puedo decir son buenas y no quiero repetirme. Como decía, esta novela es agradable a la hora de leerla, me hizo soñar y olvidarme con facilidad de que toda esta historia en realidad no estaba ocurriendo. Creo que esta historia podría pasar perfectamente por una de esas películas de Disney llena de princesas y príncipes enamorados que hacen lo imposible por ser felices uno al lado del otro.

La princesa en este caso es una jovencita llamada Lucia, con un temperamento explosivo que, según la propia protagonista, es muy italiano. En realidad si que es princesa, pero no reconocida, ya que es la hija bastarda de un príncipe italiano, que siempre la ha escondido por vergüenza. Apasionada como solo los mediterráneos saben serlo, se rebela una y otra vez contra las órdenes de su padre. Divertida, inteligente, hermosa... todos éstos atributos hacen que los hombres caigan a sus pies sin esfuerzo alguno, pero ninguno es lo que ella desea en un hombre; alguien que le acelere el corazón tan solo con su presencia, que sea apasionado y sea inteligente, y porque no, agradable a la vista. Pero ninguno de los hombres con los que se cruza en Inglaterra reúne todas esas cualidades; ninguno salvo uno al que no parecen afectarle en absoluto los encantos de Lucia ni tampoco sus esfuerzos por derribar sus muros de hielo.

El príncipe de hielo al que Lucia no consigue encandilar ni seducir no es otro que el correcto y serio diplomático Ian Moore. Vive por y para su trabajo, y jamás permite que nada ni nadie altere el orden que reina en su vida. La primera impresión que da a cualquiera es la de un hombre frío con unos ojos de hielo en los que nunca se refleja emoción alguna. Pero por mucho que trate de ocultarlo, Lucia lo desconcierta y altera desde el primer momento, hasta tal punto que, sigilosamente, esa muchachita consigue meterse bajo su piel poco a poco y fundir el hielo del que se rodea. Lucia hace que su bien escondida pasión despierte por completo, dejándolo confuso e incluso avergonzado cuando olvida las buenas formas y el decoro y se convierte en un hombre de carne y hueso, con sus deseos y pasiones, un hombre imperfecto pero humano.

Ambos se enamoran el uno del otro sin a penas darse cuenta. Tratan de mentirse a sí mismos y también a los demás con respecto a lo que sienten, pero no lo consiguen. Y si no fuese por uno de esos escasos arrebatos que Ian se permite, jamás ninguno habría encontrado la felicidad, pues están hechos el uno para el otro; lo que a uno le falta el otro lo compensa, son el complemento perfecto para cada uno. Ella le enseña a vivir, a apreciar los placeres y diversiones de la vida, a sonreír y a ser feliz, lo saca de su vida gris y encorsetada. Él le aporta serenidad y estabilidad donde antes solo había locura y necesidad constante de "portarse mal" para contradecir a su padre, es la voz de su conciencia pero sin llegar a apagar su espíritu libre y apasionado.

Desde el principio sabes que en todas las novelas de esta autora habrá un final feliz, puede que resulte predecible a ojos de mucho (como ya he dicho antes), pero tiene algo que engancha, que hace que sus historias sean más creíbles que otras muchas; en definitiva, sus historias hacen que te enamores de los personajes y que vuelvas a creer en el romanticismo, aunque tengas que esperar hasta el último momento a que un frío ingles deje de ser tan condenadamente honorable y decente.

Creo que se merecería un 8, pero no es el mejor libro de la colección (al menos a mis ojos), así que mi nota es de un bien merecido 7.

"Mascarada para un conde", de May Beneito


May Beneito
Editorial: La Máquina China, LMC Romántica / Septiembre 2009
ISBN: 978-84-936056-4-3
Género: Histórico


SINOPSIS:

Madrid, 1880. Mireya Guzmán de Veracruz tiene 20 años y pertenece a una familia de la más antigua aristocracia, pero completamente arruinada. Hasta el punto de que ella mantiene la casa con su trabajo de modista, de modo que las rentas de la familia paguen los estudios de su hermano.

Una de sus distracciones consiste en participar en la claque del Teatro Real por el precio de la entrada. Allí conoce casualmente a Irene de Lizana, una lejana parienta y amiga de su abuelo, quien le hace una proposición: dado que Mireya es extraordinariamente parecida a Martina, su nieta, que ha huido para evitar un matrimonio de compromiso, le ofrece pagar el montaje de una consulta a su hermano Alejandro a cambio de que Mireya se haga pasar por Martina durante dos semanas, de modo que el compromiso pueda romperse sin arruinar la reputación de Martina.

Mireya al principio no está muy convencida, pero en los días siguientes ella y todos sus vecinos reciben la visita del administrador del conde de Claradiel, el prometido de Martina. El administrador quiere comprar los pisos en que viven, y no duda en recurrir a las amenazas e incluso a la violencia. Cuando Alejandro recibe una paliza de los matones del administrador, Mireya acepta la propuesta de Irene, con el doble propósito de salvar su hogar y vengarse del conde.

Instaladas en la finca que Martina posee en Carabanchel, entre Mireya y Alonso (el conde), comienza un juego de malentendidos que se vuelve peligroso cuando un amigo de la auténtica Martina es asesinado y Alonso aparece como el principal sospechoso.

Mascarada para un conde es una entretenida historia de amor aderezada con luminosos toques de humor, al estilo de las antiguas comedias de enredo.


OPINIÓN:

No recuerdo haber leído muchas novelas románticas narradas completamente en primera persona y, la verdad, no estoy acostumbrada; pero en esta ocasión ha sido muy agradable ir descubriendo los entresijos de esta historia de la mano de la protagonista, Mireya Guzmán de Veracruz. Para mi gusto, la historia comienza un poco lenta y hasta llegar a cierto punto el ritmo se mantiene, al menos no decae nunca; pero cuando ese momento de tranquilidad pasa, comienzan a ocurrir un millón de cosas a un ritmo vertiginoso, lo cual no es malo siempre y cuando tengan orden y lógica, como es el caso. Entre conspiraciones, asesinatos, amoríos y amores, bailes y óperas, y espías y engaños no hay tiempo para aburrirse. Esta es una historia donde nada ni nadie es lo que parece, ni a primera ni a segunda vista.

Y en medio de tantos engaños, conspiraciones y peligros surge el amor; aunque sinceramente, no se porqué. La verdad es que cuando Mireya se da cuenta de que está enamorada de Alonso no le encontré mucha lógica, al menos no en ese momento. Hasta aquel instante, estos dos no se conocían a penas, y lo poco que creían conocerse era todo falso, fruto de múltiples confusiones y engaños. Así que no entiendo muy bien cómo llegó a enamorarse de él en ese momento de la historia, tal vez si hubiera esperado un poco más lo comprendería, pero ahí me pareció precipitado y extraño. El caso es que entre tanta conspiración, la historia de amor se pierde un poco de vista hasta el final de la historia, donde de verdad se ve que los dos personajes encajan perfectamente. Aunque claro, esa no es la única historia de amor que se menciona y se trata a lo largo del libro...

Los dos protagonistas, más Mireya ya que es a la que se conoce más profundamente porque nos cuenta toda la historia, tienen un carácter muy marcado. Mireya es una chica sencilla y honrada, a la que no le importa trabajar para ayudar a los suyos; no se cree superior a nadie por ser de la nobleza, pero tampoco deja que la pisen, sabe cual es su lugar en el mundo y está contenta de ocuparlo. Normalmente es una chica sencilla y agradable a la que no le gusta mentir, pero que por circunstancias de la vida se ve envuelta en embustes gigantescos que a veces le hacen perder la paciencia, estalla y deja salir su mal genio. Luego tenemos a Alonso, que no se deja conocer hasta la mitad de la novela, cuando sus muros comienzan a derrumbarse al comprobar que Mireya (para él Martina) se le va metiendo poco a poco bajo la piel. Para mí, es un personaje algo contradictorio al comienzo de la novela, pero que luego va asentándose. Orgulloso, pero sin ser arrogante; inteligente, pero sin presumir de ello; y confiado, muy confiado, porque muchos de sus problemas con la mujer a la que quiere y su familia vienen dados por fiarse del hombre equivocado para administrar sus negocios. Tanto uno como otro van evolucionando poco a poco hasta el final de la novela y aclarando con calma y lógica cada uno de los enredos y conspiraciones que hay en toda esta historia.

Por supuesto, todos los personajes secundarios son magníficos, muy humanos y creíbles. Mis preferidos son el abuelo de Mireya, Santiago, y su hermano, Alejandro. Ambos son hombre honorables en los que se puede confiar, con un gran sentido del humor y a los que no les apena la vida ser unos aristócratas sin fortuna. Y para aportar un poco de multiculturalismo español tenemos a Federico Lara, compañero de carrera de Alejandro, huésped de la familia Guzmán y uno de los personajes con más chispa humorística de la historia. Por supuesto tenemos a muchos más personajes como a Irene de Lizana, quien mete en todo este lío a Mireya y Eduardo, el tío de Martina (y tío postizo y temporal de Mireya).

En definitiva: con unos personajes que no tienen desperdicio, una documentación trabajada, un argumento poco utilizado (al menos poco en lo que se refiere a escritoras españolas) y continuos enredos y notas de humor, creo que esta novela merece la pena. Para ser la primer novela publicada por esta autora, le auguro un buen futuro en el mundo literario (siempre y cuando siga por este camino, y si mejora, mucho mejor). Cierto es que tiene fallos, como todo, nada es perfecto; o tal vez esos fallos sean imaginaciones mías. Eso tendrá cada uno que descubrirlo. Creo que esta historia se a ganado a pulso un bien merecido 7.
Aquí os dejo la entrevista que le han hecho a la autora, May Beneito, en el foro de Autoras en la Sombra.

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